sábado, 24 de septiembre de 2011

¡Las derechas conspiran!


por Salvador Allende.

25 de febrero 1939

EL PARTlDO SOCIALISTA SE DIRIGE A TODOS LOS CHILENOS

El Partido Socialista ha denunciado ya, en repetidas ocasiones, la conspiración oligárquica urdida contra el Gobierno del pueblo. Esa conspiración no ha cesado jamás desde el 25 de octubre, día en que la clase media y popular expresaron su voluntad soberana de darse un nuevo destino, designando como Presidente de la República a un ciudadano de izquierda, para un Gobierno de izquierda.

Esa conspiración continúa en máxima actividad.

Sabemos que no sólo se encubre tras el misterio de reuniones clandestinas, sino que adopta actitudes cada vez más audaces. Se ha empeñado en una obcecada campaña de desprestigio en contra de S.E. el Presidente de la República, don Pedro Aguirre Cerda, sus ministros, los partidos políticos de izquierda y de las organizaciones genuinamente populares.

Ha pretendido sembrar la confusión y el pánico en los círculos bursátiles; en la industria y el comercio; ha fomentado el descrédito en el extranjero para debilitar el intercambio económico y aislar a nuestro país; ha recurrido al sabotaje financiero por intermedio de organismos bancarios, desde los cuales aun sigue controlando el poder económico nacional; ha provocado la restricción de los créditos, con el objeto de sembrar la desconfianza en nuestros círculos industriales y comerciales, tratando de paralizar la vida económica del país y crear la consiguiente cesantía en las clases trabajadoras.

La reacción ha vuelto a sus viejas prácticas tratando de estrangular financieramente al Gobierno, para empujarlo al fracaso y promover la duda de la masa hacia los gobernantes que ella misma se ha dado, como personeros de su liberación.

La derecha está empeñada en provocar la crisis del actual Gobierno.

Para cumplir este objetivo, no se detiene en los medios, por delictuosos que sean, ni mide las consecuencias y responsabilidades de su acción. Así se explica su actitud de tenaz oposición al Proyecto Financiero del Gobierno, destinado a prestar auxilios a los damnificados del Sur, reconstruir las ciudades arrasadas por la catástrofe y a crear, con el fomento de nuestra producción, una era de prosperidad y progreso para todos los chilenos.

Es así que esa misma derecha, en sesión de la Comisión de Hacienda, de ayer -en la que tiene una ocasional y espúrea mayoría- ha rechazado sin discusión el Plan de Fomento elaborado por el Gobierno autorizando, sólo para la reconstrucción de la zona devastada, una cantidad insuficiente. Pretende con ello hacer creer a la opinión pública que quiere ir en auxilio de las víctimas del terremoto del 24 de enero.

La derecha bien sabe que eliminando el Plan de Fomento hace gravitar todo el peso de las obras de reconstrucción sobre las espaldas de la masa modesta y consumidora del país porque pone al Gobierno del Frente Popular en la necesidad de financiar la reconstrucción y los auxilios con un empréstito que ha de pesar sobre el pueblo. La eliminación del Plan de Fomento que significa creación de nuevas fuentes de riqueza, elevación del standard de vida de la clase trabajadora, mejoramiento de sus salarios y resurgimiento de la economía nacional, frustra todas estas posibilidades, lanzando a toda la nación a una aguda crisis económica, cuya repercusión han de sentirla especialmente el obrero, el pequeño comerciante y agricultor, y la clase media en general.

Con el espejismo de la ayuda que ha autorizado, la derecha engaña al país y oculta el caos económico a que pretende conducirnos.

Además, la supresión de los ministerios técnicos de Fomento, Agricultura y Salubridad, así como el rechazo de los consejeros designados por el Presidente de la República en el Plan de Reconstrucción, son una demostración evidente de los nefastos propósitos de la oligarquía, son una nueva acción de guerra contra el pueblo.

La actitud observada por la derecha frente al Proyecto Financiero no es un caso aislado; es un nuevo eslabón de la cadena, una aplicación del plan puesto en práctica contra el Gobierno de izquierda y las clases populares. En todas partes se respira ese ambiente; la burocracia rossista permanece en pie, persiguiendo a los trabajadores y entorpeciendo la labor del Gobierno; los campesinos son arrojados de su trabajo por el solo hecho de organizarse o de reclamar un pequeño alivio para sus miserias. La explotación de los terratenientes continúa en la misma forma implacable y brutal, sin admitir una petición, ni siquiera una justa protesta. Sabemos de muchas injusticias que el Gobierno actual no ha podido reparar porque la oligarquía ha ido estrechando un círculo de hierro, que es necesario romper con mano inflexible.

El Partido Socialista llama a sus militantes y al pueblo de Chile a movilizarse sin demora en defensa del Gobierno y de su Proyecto, del triunfo de octubre, amenazado de destrucción por la reacción y el fascismo. Declara que ninguna consideración lo detendrá en la lucha, que reaviva con más energía que nunca, y que con igual vigor combatirá a los oligarcas, enemigos del pueblo como a los elementos emboscados que puedan servirles de instrumento y que sólo aguardan el momento propicio para entrar en acción. Reafirma su posición de sincera unidad y lealtad con las demás fuerzas de izquierda, seguro de que con su actitud está defendiendo el patrimonio nacional y el porvenir de la clase media y popular de Chile.

Hoy, como ayer, el Partido Socialista moviliza sus cuadros en defensa de la Cultura, la Democracia, la Libertad.

Salvador Allende, Secretario General Interino.

Luis Zúñiga, Secretario deI Comité Político.

martes, 20 de septiembre de 2011

Opinión Pública y Democracia

por Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina

17/11/1941

Proponemos un auténtico ideal democrático. El sometimiento de las fuerzas de la finanza al interés colectivo. El Estado que queremos debe ser fuerte para hacernos libres. No el Estado totalitario cuyo fin es ahogar al hombre para realizarse, sino el Estado que ahoga la tiranía del dinero para realizar al hombre, y así en el terreno de la formación de la opinión pública, la solución democrática consistirá en sustituir la libertad de empresa periodística o radiotelefónica, que es la libertad de los grupos plutocráticos para hacer su prensa o su radio e impedir toda otra, por la libertad de prensa sólo lograble cuando ella no tenga que depender de los intereses capitalistas.

Entre la libertad condicionada al interés de los privilegiados y la tiranía totalitaria que se ofrece como contrafigura , está la libertad como única solución. Y entre la dictadura de los plutócratas y la dictadura de los cabos y sargentos, está como única solución democrática la soberanía del pueblo que necesita, sí, libre manifestación de su voluntad, pero también libre formación de su conciencia.

Solución ésta que requiere una Argentina liberada ya que, como dije antes, la finanza es extranjera. El problema que en los países plutocráticos es un problema puramente interno, entre nosotros está vinculado a la existencia de una soberanía nacional auténtica. Necesitamos liberar a la Nación para liberarnos dentro de ella.


Sexto Aniversario de FORJA

junio 1941

Día a día hemos visto crecer el público alrededor de nuestras tribunas callejeras, sin prensa porque nos está negada la información que no se niega al más insignificante comité de barrio; sin radiotelefonía porque a ningún precio se nos ha permitido el acceso a ella. El idioma que hablábamos, que era sólo el de una pequeña minoría, y hasta parecía exótico, hoy es el lenguaje del hombre de la calle. Puedo decirles en este aniversario que estamos celebrando el triunfo de nuestras ideas. Pero estamos constatando al mismo tiempo nuestro fracaso como fuerza política: no hemos llegado a lo social, la gente nos comprende y nos apoya, pero no nos sigue. Hemos sembrado para quienes sepan inspirar la fe y la confianza que nosotros no logramos. No importa, con tal que la labor se cumpla.

sábado, 17 de septiembre de 2011

UNA ESCRITORA DE MEDIO PELO PARA LECTORES DE MEDIO PELO


por Arturo Jauretche

La burguesía en riesgo de frustración a que me he re¬ferido en la última parte del capítulo anterior no consti¬tuye por sí sola el “medio pelo”; es sólo uno do los aportes al mismo. Corresponde determinar qué sectores sociales lo componen y cuáles son las pautas que lo rigen. Por con¬cretas que sean las bases donde reposa, el status expresa una serie de situaciones en que juegan normas éticas, estéticas, ideológicas, creando una serie de relaciones imponderables. Esto con mayor razón cuando se trata de un grupo definido más cultural que económicamente, y que desborda hacia la frontera de status superiores e infe¬riores. Sus límites son imprecisos por cuanto la posesión del status no es concreta, de naturaleza material ni materializable, sino un hecho anímico, una actitud más vinculada con la subjetividad del agente, que con la objetiva posesión del mismo.
Hay una expresión vernácula, "pillársela", que expre¬sa esa desvinculación entre el hecho objetivo y la subjeti¬vidad: cuando el tipo "se la pilla" actúa en función del status que se "ha pillado", aun a pesar de las circunstan¬cias que lo contradicen: y el estar ''pillado'' —creerse lo que no se es— tipifica al "medio pelo", mucho más que la expresión status.
Aquí un estudiante de sociología me apunta el con¬cepto técnico: es la disociación entre el "grupo de refe¬rencia" y el "grupo de pertenencia". Gracias, y adelante.
Digo status, también por aproximación, pues no puedo decir clase, que es concepto más limitado sobre todo en el orden socio-económico, pero debe tenerse presente que con status expreso más la actitud del "pillado" que su realidad objetivamente apreciada. Es lo que los marxistas llaman "falsa conciencia", refiriéndose a la clase media, (Peter Heintz - "Curso de Sociología" - Ed. Eudeba - 1965, como también me apunta el estudiante).
En esta tarea de aproximación, el libro de Beatriz Guido, "El incendio y las vísperas" me ha proporcionado una excelente cantera para la individualización de los "pi¬llados", que constituyen el "medio pelo" y el origen de mu¬chas de las pautas que los rigen.
Es el único interés del mismo ya que, como lo he dicho en al¬gún artículo periodístico, se trata de una autora marginal a la literatura, de un subproducto de la alfabetización. El lector debe com¬prender que el espacio que voy a dedicarle sólo se justifica por el interés del disector frente a la pieza anatómica.
Tampoco interesaría sin su éxito editorial, que es el que nos advierte de la existencia de un vasto sector para esa clase de mercadería.
Corresponde identificarlo. Como se verá enseguida, este libro no pudo suscitar ningún interés, sino todo lo contrario, en la clase alta a la que se pretende cortejar ignorando las pautas de la misma y la falsedad injuriosa de las que le atribuye la autora. Mucho menos en la clase obrera de presencia incidental y aun en la clase media como tal, de la que la autora fuga —una de las actitudes más definitorias del "medio pelo", propias de la simulación da status—, que con todo no evita las reminiscencias denunciadoras.
Sin la existencia de las "gordis" este éxito editorial sería incomprensible. Requiere un público en que se dé en las mismas medidas que en su libro, la ignorancia y la petu¬lancia intelectual, la falsedad en la posición y el aplomo para actuar del que la ignora, y que participe de una visión del país completamente sofisticada a través de una lente de convenciones deformantes y tenidas por ciertas. Entién¬dase, pues, que el análisis no es más que el pretexto para poner en evidencia la calidad de los lectores que son los que interesan; ellos son el objeto de la investigación a través de su proveedor intelectual. Por eso digo: una escri¬tora de "medio pelo" para lectores de "medio pelo".
Como el grupo se constituye en relación con los otros grupos sociales es esencial saber qué idea tiene de esos otros y particularmente los del propuesto como arquetipo: en este caso la clase alta.

martes, 13 de septiembre de 2011

“...el único sucesor de Perón será el pueblo argentino, que en el último análisis, será quien debe decidir.”


La política de Perón es resultante y síntesis de treinta años de practica social dentro de un mismo cauce histórico, el cauce histórico cada vez más definido y ambicioso de lo nacional, que latía en el interior del país y en las clases populares, coincidentemente hasta ahí lo más castigado y postergado.
Perón se constituyó en uno de los polos de la relación especial líder-masas. Pudo comunicarse, Interpretar e Impulsar más allá de un lazo aparentemente primario los más recónditos anhelos, necesidades y potencialidades de masas que con él pasarían de un estado inorgánico a formas más organizadas.
Sufrimos hoy la muerte de nuestro Líder, la falta de una relación tan vital y prolongada como la propia experiencia política de las mayorías obreras y populares, hasta ahí sin poder ser protagonistas del proceso histórico.
Obviamente ya no va a ser lo mismo. Y el dolor de todo un pueblo expresándose masivamente el 19 de julio también nacía de esa certeza. Las excepcionales y reconocidas cualidades personales de Perón sumadas a toda su trayectoria histórica le otorgaban un lugar decisivo; a muchos de nos. otros —ante la tremenda pérdida del jefe del Movimiento— nos pudo parecer por un momento que su desaparición acarreaba la del Movimiento entero.
Se piensa en una tendencia general a la dispersión. Se teme el papel futuro del Ejército. Aparecen inciertas las acciones próximas de la cúpula sindical y de sectores del Movimiento que la autoridad de Perón mantenía enmarcados. Pero Perón fue la expresión de fuerzas sociales profundas del país. Su proyecto político demostró tener el aval de los trabajadores. Su fruto es el Movimiento, con la extremadamente rica experiencia de los últimos treinta años. La perspectiva de anarquía en nuestras filas realmente no está a la vista. Podrán existir desmembramientos por ambos extremos, quizá de aquellos a los que sólo la autoridad de Perón mantenla dentro. Pero esa línea de dispersión no puede alcanzar el cuerpo central del Movimiento: la clase trabajadora peronista. Tenemos sin embargo la responsabilidad de reforzar las corrientes peronistas las que apoyan, defienden y tienden a profundizar el proyecto del jefe del Movimiento. Ellas tienen que dar un paso al frente y sustituir como pueden, como podamos, el tremendo vacío que nos deja la muerte de Perón.
La tarea es posible. Hay una línea histórica que está trazada y cosas que no se van a romper. El proyecto peronista en sus aspectos sociales se ha hecho carne y cuerpo en forma masiva. No fue yana en ese sentido la lucha que compartió con Perón la compañera Evita. En los aspectos políticos y económicos quedaron claras también muchas concepciones. El principio de solidaridad con el Tercer Mundo, la necesidad de unión latinoamericana, el vínculo con los países socialistas y el rompimiento de las barreras ideológicas ya son hechos indiscutibles para todo peronista. El aparato sindical a nivel de sus conducciones está, con todos sus contactos, sus tramoyas, su aburguesamiento jugado dentro de una política nacional. No tendría capacidad, por otra parte para mantener a la clase obrera pasiva frente a una política antinacional en la que eventualmente podría intervenir.
Habrá que llegar pues en el plano interno a una política que pueda continuar la línea histórica en la que Perón ha expresado a la clase obrera. Así se encontrará un punto de convergencia de todas las fuerzas peronistas que en lo fundamental son leales al proyecto de Perón. Todo esto implica necesariamente un grado de democracia, consulta y acuerdo mayor, y esto por simples razones prácticas: hay que sustituir ahora con una fuerza colectiva lo que representaba Perón en confianza para todos los peronistas. Las fuerzas del Movimiento van a tender a expresiones de carácter más activo.
Perón ha buscado la institucionalización del proyecto nacional. Previó evidentemente su desaparición física, eligiendo a la compañera Isabel como vicepresidente y con eso también como presidente de los argentinos convencido de que proporcionaría la máxima garantía política, más allá de las parcialidades.
Así lo entendió el pueblo argentino respaldado con 7 millones de votos la fórmula en esa oportunidad y ahora apoyando sin ninguna vacilación la gestión de Isabel al frente de la nación lo cual conserva legítimamente el peronismo en el gobierno.
Desde el particular punto de vista obrero peronista, habrá que buscar la unidad y organización política de nuestra clase porque ésta será el eje decisivo para el mantenimiento del proyecto nacional de Perón. Dentro de la propia diversidad que existe en la clase obrera y con todas las contradicciones que se tienen con el aparato vandorista, habrá que mantener el máximo grado de organización y unidad posibles. El proyecto nacional de Perón tendrá así el marco máximo de garantías que nosotros le podamos dar.
Hay que apostar, pues, no a la confianza en los radicales, en el ejército, sino a nuestra propia clase obrera que es peronista y es nacional, tiene poderosas organizaciones de masas y está unida en la política de Perón y en el apoyo al gobierno peronista de la compañera Isabel.
La política de unidad nacional y de desarrollo del proyecto de Perón no la podemos plantear en forma independiente de lo que es nuestra principal misión, garantizar la unidad del desarrollo político de la clase obrera dentro del proyecto. Esto significa un solo sindicato, una sola CGT, una sola 62, un solo proyecto político, el máximo grado de democratización dentro del Movimiento, la no escisión, la no ruptura.
Se perdió fisicamerite el jefe del Movimiento, pero no el Movimiento. La corriente histórica, con su política, sus organizaciones, su propio gobierno, todo esto está. Falta desde el punto de vista individual la expresión más grande del Movimiento. Pero Incluso esa pérdida de Perón se produce cuando nos deja tras él la Unidad Nacional, siendo indiscutido incluso por enemigos enconados de ayer, en la culminación de su fuerza política. ¿Y quién puede cerrar la brecha que se produjo sino el Movimiento y la clase social que ha mantenido una total comunidad con Perón desde el 17 de octubre de 1945 hasta el 12 de junio del 74? Esa continuidad indica que ese Movimiento y esa clase trabajadora son los señalados para cubrir la dolorosa brecha.

sábado, 10 de septiembre de 2011

DECRETO DE AMNISTIA A LAS TROPAS FEDERALES


El General Emiliano Zapata, Jefe supremo del Ejército libertador, a los habitantes de la República hace saber:

Considerando: que si bien el triunfo de la revolución está totalmente asegurado, falta vencer el último obstáculo, o sea, la resistencia que el enemigo opone, para que las fuerzas revolucionarias tomen posesión de la capital de la República, y con ello se dé cima a la obra militar, para en seguida acometer las altas labores de reforma social, que son la aspiración del movimiento armado.

Considerando: que el principal factor de resistencia en la ciudad de México no es la fuerza intrínseca del gobierno (que es nula), sino el instinto de conservación de los miembros del Ejército Federal y especialmente de sus jefes y oficiales, que se ven amenazados de muerte por la revolución; que de emplearse en conducir las cosas hasta el último extremo se tendría que llegar forzosamente al bombardeo de la capital, lo que ocasionaría las más serias complicaciones internacionales, fuera de los incalculables perjuicios que resentirían las personas y los intereses allí acumulados; que ante lo crítico de la situación es fuerza adoptar una medida de serena política que sin llegar a transacciones que comprometan la suerte futura de la revolución permitan evitar la realización de aquellas fatales emergencias.

Considerando: que aunque es cierto que en la conciencia pública está que son culpables todos los militares que han servido a la dictadura, también lo es que dicha responsabilidad reviste caracteres y grados bien diversos: desde aquel en que la falta se reduce a haber militado en las filas del gobierno ilegal hasta aquel otro en que los delitos cometidos constituyen verdaderos crímenes del orden común, o abominables atentados contra la civilización y la humanidad.

Considerando: que es de sana política poner fin a la lucha entre hermanos, con una formal invitación que se haga a los militares menos culpables para que, desde luego depongan las armas, y de ese modo, por un acto de cordura y una demostración de patriotismo, reparen la falta cometida y se hagan acreedores a la inviolabilidad de sus vidas.

Por estas consideraciones he tenido a bien decretar lo siguiente:

l. Se concede amnistía a los jefes y oficiales siempre y cuando no resulten responsables de delitos del orden común al ser juzgados por un tribunal especial que al efecto se constituya.

2. Se concede amnistía general a la clase de tropa.

3. Para el efecto de los artículos anteriores se presentarán ante el jefe revolucionario más inmediato, a quien le entregarán las armas correspondientes.

4. Los jefes, oficiales y soldados insurgentes deberán dar amplias garantías a los que se rindan, dando cuenta a la superioridad con los nombres de las personas que pretendan indultarse, a fin de que se les expida su pasaporte y puedan volver a sus hogares.

5. El presente decreto surtirá sus efectos desde luego y caducará el día dos de septiembre próximo, en el concepto de que después de esa fecha todo aquel que siga con las armas en la mano, combatiendo a la revolución, será considerado como traidor a la patria, y como tal, juzgado que sea, será sentenciado a la pena capital y sus bienes pasarán a poder de la nación.

Reforma, Libertad, Justicia y Ley.

Campamento en Milpa Alta, D.F.
Agosto 10 de 1914.
El General en Jefe,
Emiliano Zapata

jueves, 8 de septiembre de 2011

EL DESTINO DE UN CONTINENTE (8)

por Manuel Ugarte

CAPÍTULO VII
LOS PROBLEMAS DEL PACIFICO

LA SITUACIÓN DE GALÁPAGOS. - EL ESPÍRITU PÚBLICO EN EL ECUADOR. - AUSENCIA DE INTERCAMBIO ENTRE LAS DIFERENTES REPÚBLICAS. – ECOS DE UN DISCURSO DEL SEÑOR MADERO. - EL PRESIDENTE BILLINGHURST. - DE CÓMO TRANSMITIÓ EL TELÉGRAFO UNA CONFERENCIA AL ECUADOR Y A CHILE. - QUINCE DÍAS EN LA PAZ. -EL MUNDO OFICIAL Y LA DEMOCRACIA CHILENA. - UN PUNTO DE VISTA LATINOAMERICANO.

martes, 6 de septiembre de 2011

POR LA REORGANIZACIÓN DE LA SECCION MEXICANA

por León Trotsky

15 de abril de 1938[1]


Querido camarada Cannon*:

¿Puedo hacer algunas propuestas respecto a la situación mexicana?[2]
1. Sería muy bueno si nuestro partido se dirigiese al Partido Laborista británico, a los sindicatos, al Partido Laborista Independiente, etcétera, con la propuesta de oponerse vigorosamente a la política de Chamberlain en el asunto del petróleo[3]. Nuestro partido podría asumir el papel dirigente en esta cuestión.
2. Vuestra participación en el mitin aquí[4] tuvo un resultado “inesperado”. Galicia*, en nombre de la Liga restaurada, publicó un manifiesto en el cual atacaba a Cárdenas por su política de compensar a los capitalistas expropiados y colocó este manifiesto principalmente en los muros de la Casa del Pueblo[5]. Tal es la “política” de esta gente.
No sé si ellos han contestado su carta sobre la expulsión del grupo de Fernández*. En todo caso ellos continúan llamándose sección de la Cuarta Internacional. En mi opinión, la Conferencia Panamericana no debe reconocerlos, sino designar una comisión para la reorganización de la sección mexicana. Pero es necesario enviar al menos un responsable que pueda permanecer aquí al menos dos o tres meses. Mientras más pronto lo manden, mejor[6]. Usted sabe que el proyecto de una revista teórica en español fue retrasado por la crisis de la Liga. Esta revista no debería ser, por lo menos al principio, un órgano oficial de la Cuarta Internacional, sino el órgano de un bloque de los integrantes de la Cuarta Internacional con algunos simpatizantes como los hermanos Zamora* y otros, con el objeto de proteger a la revista de los intentos de los grupos y pandillas locales. Debe ser organizada no como una revista mexicana, sino latinoamericana bajo el control oficial del Comité Panamericano, que puede designar a Diego (Rivera) y su representante (Curtiss*) a la redacción de la revista. Tal decisión es muy urgente[7].


Mis mejores deseos.
Hansen (Trotsky)

[1] Tomada de la versión publicada en Escritos, Tomo IX, pág. 457, Editorial Pluma. De los archivos de James P. Cannon.
[2] 2 La situación de los partidarios de la IV Internacional en México era más bien preocupante. Esta sección, que había vegetado durante mucho tiempo, se desarrolló en 1936 contando con una centena de miembros por ese período, sobre todo obreros de la construcción. Un folleto (inspirado por L. Galicia) contra la carestía de la vida que llamaba a una “acción directa” contra el gobierno provocó una grave crisis.
Mediante una carta del 12 de junio Trotsky había roto sus relaciones con esta sección (ver pág. 53), Galicia renunció al Buró Político en julio. Se produjo una escisión en el Sindicato de la Construcción y numerosos militantes lo abandonaron. El 12 de febrero de 1938, con la oposición de Octavio Fernández, el grupo -algunas decenas- eligió una dirección de tres personas (Galicia, Velásquez, Rivera), y el 19, decidió la exclusión de Rivera de la dirección. Frente a la protesta de Rivera y Fernández, los partidarios de Galicia respondieron que tenían claro que “la línea revolucionaria de la organización estaba definida por las necesidades de la estadía de Trotsky en México”. Al arribo de la comisión de tres dirigentes del SWP, Rivera había propuesto por carta confiar la cuestión a esta “Comisión del Secretariado Internacional”. La respuesta de Galicia consistió en proponer la disolución de la Liga Comunista Internacionalista y fundar en su lugar un “Centro de Estudios”. Fue votada por 30 votos contra 7: por lo tanto no había más “sección mexicana”.
Por la época en que Cannon y sus camaradas estuvieron en México, la “Comisión del SI” (Cannon, Dunne, Shachtman), sólo encontró a Diego Rivera y Octavio Fernández el 25 de marzo... No obstante, rápidamente Galicia y sus amigos “reconstituirían” la Liga.
[3] En marzo de 1938, el gobierno mexicano nacionalizó las propiedades petroleras extranjeras. En represalia, los gobiernos británico y norteamericano impusieron un embargo al petróleo mexicano conjuntamente con las compañías petroleras que poseían barcos tanques para enviar el petróleo al extranjero. Al mismo tiempo, iniciaron una campaña de calumnias en Gran Bretaña y en Estados Unidos que facilitaría la intervención armada en México. En 1941 los gobiernos mexicano y norteamericano llegaron a un acuerdo para la indemnización de las compañías petroleras norteamericanas; en 1947 se alcanzó un acuerdo similar con Gran Bretaña. El Partido Laborista británico, fundado en 1906 y afiliado a la Segunda Internacional, era la principal fuerza opositora a la mayoría conservadora en el parlamento.
[4]Durante su estadía en México, Cannon y Shachtman, tomaron la palabra el 30 de marzo, en un mitin de apoyo a la nacionalización de las empresas petroleras, en la Casa del Pueblo.
[5]La Casa del Pueblo era la oficina principal de un sindicato de panaderos que sirvió como centro de unión del ala izquierda en la ciudad de México.
[6] La Conferencia Panamericana declaró que no existía una sección de la Cuarta Internacional en México. La conferencia de fundación de la Cuarta Internacional en setiembre ordenó al Secretariado Internacional reorganizar la sección mexicana sobre la base de la aceptación de las decisiones de la conferencia de fundación y la disciplina de la Cuarta Internacional. La Conferencia Panamericana decidió enviar a Charles Curtiss a México como representante de la pre-conferencia y del SWP y el Secretariado Internacional. Estuvo allá de julio de 1938 a julio de 1939.
[7] El Comité Panamericano fundó la revista Clave como órgano de todas las secciones de habla española de la Cuarta Internacional. Adolfo y Francisco Zamora, José Ferrel, Diego Rivera, Octavio Fernández y Trotsky (quien usó el nombre de Crux para evitar el cargo de interferir en los asuntos internos de México) eran sus directores.

jueves, 1 de septiembre de 2011

LA ÚLTIMA ENTREVISTA DEL GENERAL JUAN VELASCO ALVARADO


General, ahora tal vez tenga usted tiempo para hacer reflexiones que antes no pudo hacer, ¿ha reflexionado sobre el verdadero objetivo de su gobierno?

Sí, lo he hecho.

¿Cómo calificaría ahora ese objetivo?

Hacer del Perú un país independiente y cambiar las estructuras para que el Perú se desarrollara con independencia, con soberanía. No un país vendido, de rodillas. ¿Cómo era aquí? ¡Aquí mandaba el embajador americano! Cuando yo era presidente, el embajador tenía que pedir audiencia y yo lo manejaba a seis pasos. Yo los fregué. Yo boté a la misión militar americana.

Aquí había 50 ó 60 jefes americanos y el gobierno peruano tenía que pagarles sus sueldos, el pasaje hasta para el gatito que traía la familia. Y formaban parte de la información para la CIA.

Nosotros no lo necesitábamos, ya habíamos crecido bastante como para no tener que consultarle todo. Aquí nuestras escuelas de guerra son muy buenas. Nosotros les podemos dar vacantes, más bien.

Mucha gente considera que usted está lleno de rencor, ¿qué piensa de eso?

¿Rencor?, ¿contra quién? ¡Contra nadie! Yo no di ningún golpe. Yo llevé una revolución. Fue una revolución bien planteada. Porque nosotros entramos de frente a actuar, a operar con velocidad. Nosotros hemos hecho cuántas cosas a una velocidad espantosa. Yo sabia que en cualquier momento me botaban. Porque aquí en el Perú, fatalmente, la oligarquía nunca muere.

¿Usted qué cree?

Bueno, al menos durante mi gobierno a la oligarquía le hemos dado forma tal que la hecho desecho. Muchos han dicho que una de las cosas que hizo la revolución fue terminar con la oligarquía. Bueno, yo creo que no hemos terminado con la oligarquía. Han quedado restos. Y estos restos, están creciendo otra vez. Yo tengo mi conciencia tranquila, excepto por una cosa. Porque no terminé la obra de la revolución. No hicimos lo de la salud y lo de la vivienda. Y no lo hicimos porque me sacaron.

Y ¿por qué cree que lo sacaron? La ambición política, la ambición del poder... Algunos sectores le reprocharon siempre el que usted fuera amigo de los comunistas, el que fuera blando con ellos.

No sólo eso, me han dicho que oficialicé el comunismo. Y eso es una brutalidad. Eso lo dice mi amigo Frías. Eso lo he leído en "X". ¿Por dónde voy a salir comunista? Yo he sido militar toda mi vida. Había algunos medio rojos en el gobierno, que eran pasables. Ustedes me hubieran acusado de macartista si yo hubiera perseguido a los comunistas. Yo mas bien he dicho que los comunistas se infiltraron. Hubo infiltración. Y sin embargo, el guerrillero, este muchacho guerrillero, ¿cómo se llama? ¿Béjar? Béjar. Bueno, Béjar dice en su libro "La revolución en la trampa", que no hubo infiltración comunista. ¡Cómo que no hubo infiltración comunista! Hubo infiltración comunista en todas partes, viejo. Y en SINAMOS, donde trabajaba Béjar, hubo más infiltración que en ninguna otra parte.

¿Y usted combatió esa infiltración?

En cierta forma. Yo no les hice la guerra, no salí a cazar guerrilleros como hicieron una vez acá. Yo no los he perseguido. Yo no he perseguido tampoco al APRA. A ningún partido he perseguido yo, viejo. Un hombre es dueño de sus ideas y es libre de expresarlas como le dé la gana. A no ser que lo hagan cambiar a la fuerza. O que le hagan lavado cerebral.

Uno de los puntos de nuestra revolución era: Pluralidad política. De manera que la revolución peruana era para todos los peruanos, no era para unos cuantos. Yo decía que aquellos que no querían estar con la revolución, la revolución les iba a entrar por los poros alguna vez.

¿Con algún partido sintió alguna aproximación? Libros como "El poder invisible", lo han descrito a usted como un hombre resentido, lleno de amargura por su infancia tan pobre, tan dura. ¿Qué le suscita eso?

Hubiera sido como el alacrán. Me hubiera metido la ponzoña yo. Cuando yo hice la revolución, ya era general de división. Había llegado a lo más alto de mi carrera General de División.

¿Qué puesto tenía?

Mandaba al Ejército y mandaba a la Fuerza Armada. Era comandante general del Ejército y presidente del Comando Conjunto. ¿Dinero? Yo no necesitaba dinero, viejo. Yo había estado como agregado militar en Francia, donde gané bastantes dólares como diplomático. Después fui miembro de la Junta Interamericana de Defensa y ahí gané también buena plata. Ahorrábamos, yo nunca he sido botarate. Esta casa me la hizo mi hijo, el arquitecto. De manera que esta casa es antes de... De manera que dinero tenía, lo suficiente para vivir una vida cómoda. Yo no hice la revolución para llenarme los bolsillos. ¿Dónde está el dinero que me he robado? Yo no tengo plata. Yo vivo con las justas. Vivo de mi pensión nada más. Como todavía estoy enfermo no puedo trabajar en otra cosa.

Si no es indiscreción, ¿a cuánto haciende la pensión de un general de división? ¿Cuarenta mil?

Nunca llegó a cuarenta... De manera que yo no hice la revolución para mí. Había viajado, conocido el mundo, ¿qué más quería?

General, usted dice que la revolución está detenida, porque no ha habido ninguna medida de transformación. Pero ante la crisis económica, ¿qué hubiera hecho usted?

Arreglar la crisis económica.

Sí, pero ¿cómo?

En principio, viejo, hay una tanda de mocosos en las entidades claves. Así no se puede arreglar la economía del país. He visto que acaban de botar a Guiulfo, un mozo inteligentísimo, botan del Banco de Reserva a Barreto, que es un tipo de mucha experiencia. ¿Así se hace patria? A la buena gente la han botado y ha quedado una partida de mocosos.

¿Mocosos, general?

Para mí, mocosos, viejo.

Usted recibió una deuda de 800 millones de dólares. Y cuando salió está en 4 mil millones. ¿Cómo un gobierno como el suyo pudo producir una deuda tan alta?

Depende de lo que se haga. Si usted va al gobierno y no hace nada, no gasta un centavo. La revolución fue para hacer un nuevo Perú. Había que expropiar las tierras y había que pagar esas tierras. Cada transformación costaba al país, las cuentas están claras.

Yo le pongo el oleoducto Poechos, Cuajote, Bayóvar, Olmos, la fabrica de papel, fertilizantes. Actualmente no va a apretar el botón a hacer inauguraciones.

¿Inauguraciones de qué?

De obras importantes que hizo la revolución.

Hace un rato le pregunté y usted no me contesto esto: ¿Cuál fue el peor defecto de su gobierno? Digamos, ¿cuál fue su mayor virtud y cuál su peor defecto?

La mejor virtud fue que fue el primer gobierno que luchó por las grandes mayorías que estaban oprimidas.

¿Y su peor defecto?

El peor defecto de la revolución, bueno, tenía muchos defectos. Porque yo actuaba con gente que era enemiga de la revolución. Había Belaundistas, apristas, comunistas. Teníamos opositores por todos lados, inclusive ya está usted viendo, viejo, que mis ministros me traicionaron. ¿O no? Me traicionaron porque me sacaron, traicionándome. Eso fue una traición.

¿Cuáles eran sus relaciones con expreso?

"Expreso" nos defendía. "Expreso" defendía a la revolución peruana. Todos los del "Expreso" defendían a la revolución.

¿Por qué?

No sé, pero la defendían. Cuando la "prensa" nos atacaba, el único que salía y nos defendía era "Expreso". Cuando "El Comercio" nos atacaba, el único periódico que salía en defensa de la revolución era "Expreso". Se les prendía como un perro y les decía pestes. Nos defendía bravamente, nos defendía con valentía. Ahora, yo sé que había comunistas, claro. Estaba Moncloa, Roncagliolo, había varios, había un grupo. Pero nos defendía, viejo, era el único...

Pero digamos que esa defensa solitaria se acaba cuando se expropiaron los periódicos...

Bueno, no, porque en buena cuenta no se trató de una expropiación. Los periódicos no se quitaron para que el Estado los manejara, para que el gobierno los manejara a su gusto...

Pero así fue y así es...

Ahora yo no respondo por nada. Ahora todo es una mierda, viejo... (con Morales Bermúdez)

Sus palabras parecen expresar a veces amargura general...

Amargura de qué. Amargura contra qué. Absolutamente, viejo...

"Esta con el mejor genio del mundo". Interviene su esposa, que hace cinco minutos escucha la conversación.

La única amargura que tengo es no haber completado las transformaciones. Nos faltó no sólo la salud y la vivencia sino el crédito, la banca. No queríamos apoderarnos de los bancos para apoderarnos de sus utilidades. Lo que queríamos es que el Estado fuera dueño de la banca para poder manejar el crédito con un criterio revolucionario. Prestarle al zapatero, al gasfitero, al campesino. ¿Qué yo quiero cuarenta mil soles? Aquí está señor. Yo quería que el banco agrario comprara cuarenta camionetas y que todos los días esas camionetas recorrieran los valles para prestar plata. ¿Señor, usted siembra? Tal cosa, tal cosa. ¿Cuánto necesita? No quiero. ¿Qué no quiero? Si señor, aquí tiene usted: meterle por la boca la plata, aquí tiene usted. Porque la plata iban a mejorar. Oye viejo, no había plata, a esta pobre gente le compraban las cosechas por cinco años. Esta gente era estafada, les robaban su dinero... Nos faltó tiempo, porque me botaron.

Yo hice lo que pude. Más no puedo. Y mire cómo he salido...

Ya, que no te suba la presión. Interviene, doña Consuelo.

Mira lo que he ganado; una pierna menos, enfermo...

Pero todo tiene sus compensaciones. Usted ha ganado...

¿El amor de la gente?, pregunta llena de ironía, doña Consuelo.

No diría eso, respondo.

¿No cree usted que ha ganado, más allá de las pasiones y cuando las esencias se sedimenten; digamos, un puesto en la historia?

La gente más ingrata no puede ser, dice Consuelo. Después de tantas amarguras ¡un puesto en la historia!

La revolución se ha dado el gusto de hacer las transformaciones que no hicieron los civiles. Los civiles tuvieron 150 años en el gobierno y no las hicieron. Por eso es que la Fuerza Armada tuvo que hacer la revolución. El consuelo que tengo es que la revolución hizo vibrar. Porque hasta los enemigos nuestros vibraron de contento cuando... (Velasco llora discretamente, apenas tiene voz para terminar) recuperamos Talara. Cuando recuperamos Talara hicimos vibrar hasta al mismo Ulloa... ¿Qué yo tenga amargura contra nadie...? ¡Contra nadie!

¿No cree que en algún caso fue usted, excesivamente autoritario, rígido, despótico?

¿En qué caso?

Por ejemplo: deportar a Armacanqui, deportar a Duharte, deportar a Zileri.

Yo no era ministro del Interior... Zileri nos atacaba continuamente, nos paraba, nos frenaba... El gobierno tiene también que sancionar a quienes lo atacan. La revolución tenía que defenderse. No iba a cruzarse de brazos para que le dijeran falsedades. De manera que ellos mismo se la buscaban, por locura....

Una última pregunta, general: ¿Cuál es según su punto de vista la salida política para el país?

Si ya no hay revolución, entonces el gobierno militar ya no se justifica. Debía haber pues, un gobierno democrático, ¿no?

¿O sea virtualmente, una convocatoria a elecciones?

Bueno, eso es lo único hasta la fecha inventado, ¿no?

(Fuente: REVISTA CARETAS)